La llave maestra
—Bueno niños –dijo la llave maestra–, hoy vamos a repasar lo de la clase anterior, es decir, los números primos.
Todos los alumnos sacaron su libro de Matemática y lo abrieron en la página cincuenta y cuatro.
—Veamos... –titubeó la llave maestra mirando de un extremo a otro del salón–. A ver, a ver... A ver Cerradura, ¿qué me puede decir de ellos?
—Y... –Cerradura pensó unos instantes antes de dar su respuesta–. Que sus padres son los números tíos.
—¡Muy bien! –elogió la llave maestra–. ¿Y los demás?
—Sus tíos son los números padres –Dijo Picaporte, la niña más aplicada del curso.
—¡Los números primos son hermanos entre sí y primos de los números hijos! –exclamó Portal, el más gordito.
—Son los números sobrinos de los números padres –acotó Ventanilla, la más prolija.
—Uno de los números cuñados sale con la más chica de ellos –informó Mirilla, la más chismosa de la clase.
—¡Muy bien chicos, muy bien! Los felicito. –la llave maestra se deshacía en elogios– ¿Y usté Puerta, que no abrió la boca para nada, qué sabe de los números primos?
—Son los números divisibles únicamente por uno y por sí mismos –contestó Puerta, el más callado del grado.
—Humm... Esa respuesta me parece un tanto metafísica. ¿Podría decirlo con sus propias palabras?
Acto seguido Puerta habló en un idioma de su invención y utilizó palabras completamente de su autoría.
—Así me gusta –le dijo la llave maestra–. Tiene diez.
—Sí señorita, pero mañana cumplo once.
1 comment:
Muy original tu texto, me reí. Te felicito amigo, siga así.
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